martes, marzo 27, 2007

Transantiago: sugestión y persuasión

A propósito del Transantiago se me viene a la mente un párrafo escrito en el libro “La propaganda política” de Jean-Marie Domenach, publicado en 1962. Dice lo siguiente:

“En nuestros días la masa esta en un estado de cristalización latente, y la neurosis colectiva,, aunque sus formas delirantes se mantengan limitadas, alcanza más o menos en profundidad, pero con permanencia, a un gran número de individuos. Aún en los sujetos en apariencia normales no es raro observar accesos inquietantes de excitación y depresión, extrañas alteraciones de la lógica y, sobre todo, una deficiencia de la voluntad que se manifiesta por una plasticidad singular ante las sugestiones de origen interior o exterior” (PH. De Félice, Foules en délire, extases collectives, Albin Michel).

Como si lo hubiera escrito hoy, en Santiago de Chile, refiriéndose específicamente a los efectos del Transantiago en la sacrificada gente que debe movilizarse a diario en la locomoción colectiva.

En publicidad aprendemos que lo más importante son los consumidores o usuarios de un producto o servicio. Hacia ellos se dirigen todos los esfuerzos de comunicación y de atención al cliente.

¿A que viene esto?

Muy simple. Leyendo las noticias veo que las preocupaciones del gobierno van por el lado del acomodo de los militantes de partidos y los cuoteos de cargos entre las mismas personas de siempre. Las informaciones cuentan de los cambios políticos y casi nada de las soluciones para el Transantiago. La solución a los problemas de la gente quizás alguna vez ocurra.

Mientras tanto el discurso oficial va por el camino de la sugestión y la persuasión. En este caso, con la elaboración argumentos de apariencia lógica, pero básicamente son solamente emocionales. Esta argumentación falaz predispone a confundir la lógica con los llamados a la autoridad, confundir la anécdota con la prueba, usar la analogía y la metáfora como evidencias, suponer que las correlaciones estadísticas indican causalidad y confundir las palabras altisonantes con la profundidad.

Como las audiencias han sido entrenadas para inclinarse ante la autoridad, la mayor parte se convence rápidamente cuando se citan algunos nombres o principios que gozan de prestigio. Esta pauta paranoidea la encontramos en los argumentos dirigidos a los ciudadanos en tiempo de crisis. Como ahora. No esperemos soluciones pronto. Todavía las autoridades están en los QUE y falta muchísimo para los COMO.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola po Hermancito: y yo que pensaba que nunca más me encontraría con tu nombre pero las comunciaciones y el Internet son demasiado extraordinaria.
Te mando saludos ya que fuiste mi profe y jefe de carrera. De ti aprendí a ser muy responsable y también aprendí a no ser un profe enojón, ese que salia de su oficina echando humo y con cara de estoy choreado con el mundo ¿y que culpa teníamos nosotros?, jajaja
me acuerdo y me tanta risa..
chao viejito
nos vemos
Ex publicista (y eso que termine mi carrera)

Herman Bustos dijo...

Mira tu como nos encontramos en el Transantiago. Lo único malo es que no pusiste tu nombre.
Cuentame quién eres.
Un abrazo incógnito.
Herman